lunes, 7 de diciembre de 2009

Matanza didáctica, escuela de tauromaquia, caza... Todo está pagado con nuestros impuestos.

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APRENDIENDO A MATAR DESDE LA INFANCIA
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-----Son populares las escuelas taurinas en este país, pero poca gente conoce las asignaturas de “Matanza Didáctica” impartidas en Extremadura, o la Caza en las escuelas catalanas.
-----Espero contar con vuestro apoyo para dar difusión a estos atentados contra los más vulnerables en nuestra sociedad: los niños y los animales no humanos.
-----Por supuesto, no hace falta recordar que estas clases “docentes” están pagadas con las contribuciones en los impuestos de todos los ciudadanos de este país.
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Un saludo.

NoTeSalves
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Aprendiendo a matar desde la infancia

“Aprender es un rito una costumbre no le hace mal a nadie ni se olvida”, así refleja Mario Benedetti la importancia de la enseñanza, de luchar contra la ignorancia, en su poema: “Aprendizaje”. Por supuesto, el poeta no se refería al aprendizaje de la violencia y la crueldad, tal y como se imparten en las escuelas de Tauromaquia o las asignaturas de la Matanza didáctica o la Caza.

En la Declaración de los Derechos del Niño proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, expone entre otros estos Principios:
. -“El niño gozará de una protección especial y dispondrá de oportunidades y servicios, dispensado todo ello por la ley y por otros medios, para que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente en forma saludable y normal, así como en condiciones de libertad dignidad”.

-Se le dará una educación que favorezca su cultura general y le permita, ..,desarrollar sus aptitudes y su juicio individual, su sentido de responsabilidad moral y social, y llegar a ser un un miembro útiñ de la sociedad".

-“En ningún caso se le dedicará ni se le permitirá que se dedique a ocupación o empleo alguno que pueda perjudicar su salud o su educación o impedir su desarrollo físico, mental o moral”.

Todo bien nacido estará de acuerdo con estas reglas creadas para proteger a un sector fundamental de nuestra sociedad: la infancia. El vulnerar los derechos de los niños es atacar contra la sociedad misma, porque ellos son el futuro. Jaime Balmes, filósofo y teólogo catalán dijo: "La educación es al hombre lo que el molde al barro. Le da la forma”. La forma que tendrán estos hombres y mujeres del mañana depende de la enseñanza recibida durante su infancia y adolescencia.
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“España es diferente” y un rasgo importante de esta peculiaridad hispánica está en nuestra manera de entender la educación. El diccionario define la palabra educación como: “Proceso de socialización y aprendizaje encaminado al desarrollo intelectual y ético de una persona”. ¿Aprender a matar está dentro del proceso de socialización encaminado al desarrollo intelectual y ético? Pues en España sí. Asignaturas para enseñar a matar que se imparten en nuestro país son: la Matanza Didáctica, la Caza y la Tauromaquia.
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En Extremadura se inventó la curiosa modalidad pedagógica de la “Matanza Didáctica”. Según publicaciones consultadas de esta autonomía, la última de la que se tiene constancia tuvo lugar en la localidad de Fuente de Cantos, el pasado 1 de febrero de este año, donde se sacrificaron dos cerdos. “La organización indicó que a la matanza puede asistir todo aquel que lo desee”, así se expresó el periódico que anunciaba la “celebración”. Según esta fuente, esta “Matanza Didáctica” se convirtió en la número dieciséis. Otra publicación mencionó: ”La Asociación “San Jorge de Alor” ha desarrollado una matanza didáctica, en nuestra aldea, durante el fin de semana cuyo objetivo era dar a conocer a nuestros niños y niñas como se mataban los cerdo hace unos años, …así como mostrar las partes internas de este animal”.
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La Federación Catalana de Caza tiene como objetivos: “Llevar la caza a las escuelas para el conocimiento de la realidad de nuestro deporte a los más jóvenes” y lo ha conseguido en algunas zonas de esta autonomía, actuando en contra del total rechazo mostrado por buena parte de los ciudadanos.
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El Ministerio del Interior español, tiene registradas más de cuarenta escuelas taurinas en diferentes puntos del Estado. Desde los nueve años, nuestros niños pueden practicar “el banderilleado, estoqueado, descabellado y apuntillado de reses”.
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Recordemos: “En ningún caso se le dedicará ni se le permitirá que se dedique a ocupación… que pueda perjudicar su salud o su educación o impedir su desarrollo físico, mental o moral”. El enseñar desde la infancia la “cultura” de la muerte, es transgredir los derechos de los más pequeños. Poner en el mismo nivel la Literatura, la Música, el Arte, junto con la muerte es una vergüenza, afecta al desarrollo moral y mental de nuestros críos. Es un insulto a la inteligencia y a la dignidad el instruir con la visión de la tortura y sacrificio de un animal.
Por otro lado, existen docentes en nuestro país trabajando duramente para que el respeto a la vida y la naturaleza formen parte del desarrollo positivo de nuestra juventud. En la Universidad de Extremadura se imparten asignaturas como: “Educación, Protección Animal y Bioética”, o “Educación para los Derechos de los Animales”. En la Universidad Autónoma de Barcelona encontramos: “Derechos de los animales y éticas de la naturaleza” o “El trato ético a los animales: la nueva frontera moral”.
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La labor de los profesionales de la enseñanza que intentan inculcar el respeto por la vida en sus alumnos, nos infunde la esperanza de que un día no muy lejano, las asignaturas manchadas de sangre queden prohibidas, reconociendo así el derecho a la protección de los más indefensos y vulnerables: los niños y los animales no humanos.
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Fuentes:

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Colaboración de:

YOLANDA PLAZA RUIZ

http://notesalves.blog.com.es/

http://delavidaylapalabra.blogspot.com/

http://noestamalserhumildeporlasdudas.blogspot.com/
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.CUANDO SE CULTIVA EL ATRASO, SE ATRASA EL CULTIVO.

1 comentario:

Fin Maltrato Animal dijo...

Y ese niño de hoy es el padre (o la madre) que mañana, llevará de la mano a su hijo por el mismo camino ante la mirada complaciente de los abuelos. El ciclo se repite y lo seguirá haciendo hasta que no lo rompa la Ley, porque la razón no parece que vaya a hacerlo.

En las escuelas hay que enseñar algo más que respeto por los animales, mejor dicho, hay que dejar de instruir sobre lo conveniente del triunfo, del reconocimiento, del éxito social, y lo infamante del anonimato, de la modestia económica o sobre todo, de estar situado en una escala inferior en esta sociedad de clases.

Fomentar las diferencias es alentar los odios, los rencores, las envidias y por lo tanto, contribuir a que en las personas tome forma un sentimiento de rabia y un deseo de venganza que al final, cómo no, se descargará sobre los más débiles: los animales.

Si mi hermano es más rico y guapo que yo, si en la oficina soy el hazmerreir, si en la comunidad de vecinos soy al que miran raro, si me he convertido en lo que se denomina "un fracasado", el desahogo que me queda es demostrar mi fuerza y mi superioridad sobre aquellos cuya situación es todavía más precaria que la mía.

Tal vez pueda parecer que eso no justifique más que casos ilegales de maltrato, pero creo que detrás de la mayor parte de los toreros o de los cazadores, hay individuos acomplejados, resentidos y muy, muy cobardes.

Además de necios. Tanto como para no darse cuenta que alimentar las mismas inquietudes en sus hijos, es convertirlos en seres mediocres, mezquinos y atormentados como ellos.

Y luego están todos los aprovechados, los que se lucran con la permanencia de estas actividades. Maestros de la publicidad y conocedores de las debilidades del consumidor, etiquetan su producto con mensajes atrayentes y saben cómo rozar la fibra sensible de los que no se paran a reflexionar demasiado.

A la caza la visten con el disfraz del conservacionismo y del amor a la naturaleza; a la tauromaquia con el de la tradición y el de ser un ritual que refleja la lucha del hombre por la supervivencia, además de echar mano de la cuestión de que permite la supervivencia de mucha gente humilde; y a la matanza del cerdo pues como a la Fabada, a las patatas fritas o al Fuet, con decir que "como la que hacía la abuela" ya está todo arreglado, deja de ser un producto infame para convertirse en una especie manjar delicioso.

Cada niño que vemos insultándonos cuando acudimos a protestar por la tauromaquia es una batalla perdida. Pero lo peor no es cuando su padre es habitual de los tendidos, ya que la actitud del crío tiene su razón de ser: la estupidez peligrosa del progenitor. El verdadero problema es cuando los padres no participan en esas actividades y aún no siendo partidarios del maltrato, tampoco han educado a su hijo en ese aspecto. Ahí es cuando tenemos que sentirnos muy tristes, porque una criatura que podía haber crecido en el respeto a los animales, se ha perdido y acáso con ella, también sus hijos.

Por lo tanto, nuestra es la obligación de no desperdiciar ocasión de enseñar tales principios a los niños. Cualquier situación puede ser adecuada para transmitirlos, desde cuando los compañeros de nuestros hijos vienen a su cumpleaños o se reúnen para jugar, hasta cuando tienen que hacer algún trabajo de temática libre en el colegio. No temamos ser pesados e inculquemos ese sentimiento en los más pequeños, porque hay otros que van a bombardear sobre sus conciencias con mucha más insistencia y no podemos permitir que sus sonidos guturales acallen nuestras voces.

Gracias Ricardo por traer este texto de la maravillosa Yolanda. Y puedes pasarte cuando quieras por el Blog, porque nuestro "amigo" Erick Durán te ha respondido. Eso sí, llévate la Piedra Rosetta Compañero.

Salud.