viernes, 6 de noviembre de 2009

Ayer hizo ocho años de la muerte del guerrero por la liberación animal: Barry Horne


BARRY HORNE, UNA INSPIRACIÓN PARA TODO EL MOVIMIENTO DE LIBERACIÓN ANIMAL
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YA HAN PASADO OCHO AÑOS DESDE QUE BARRY MURIÓ
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ES UN MOMENTO IDÓNEO PARA RECORDAR LOS QUE NOS QUISO TRANSMITIR
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Entrando en el movimiento
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Barry era un barrendero en paro que ya en su edad adulta descubrió lo que era la Liberación Animal. Adoptando una postura radicalmente antiespecista enseguida se involucró en el movimiento. Desde el comienzo mostró una iniciativa tan inusual para un “principiante” que levantó las sospechas en muchos. Participó en concentraciones y piquetes frente a peleterías, difundía el mensaje liberacionista, acudía a manifestaciones y, en muy poco tiempo, pasó a verse implicado en la cara más combativa de la Liberación Animal. Barry empezó a acudir a sabotear la caza todas las semanas. El sabotaje de la caza, para quien no esté enterado, es una práctica legal. Consiste en obstaculizar una cacería haciendo uso de métodos legales (distrayendo a los perros de los cazadores, espantando los animales, etc.). El problema del sabotaje de la caza es que su gran efectividad es una espada de doble filo. Por un lado los saboteadores sienten una gran alegría al ver con sus propios ojos cómo salvan animales de los disparos de los cazadores. Por otro lado este éxito se vuelve contra ellos, ya que los cazadores también ven cómo su deseado “trofeo” escapa. Frecuentemente los cazadores (que en Inglaterra se reunen en grandes cacerías para matar zorros) reaccionan de un modo agresivo, y esto da lugar a muy violentas peleas. Los saboteadores de la caza compañeros de Barry le describen como alguien a quien les tranquilizaba tener cerca. No dejaba la pelea hasta que todos sus compañeros estaban seguros.
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Descubriendo el A.L.F.
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Quizás esta fue la primera forma en la que Barry salvó animales de una muerte segura. Lo que sí sabemos con firmeza es que cuando probó la eficacia de los métodos ilegales del A.L.F. fue consciente de que esa era una herramienta que no podía desestimar si quería conseguir la liberación animal. Fue tan fuerte el impacto que creó en Barry el entrar a laboratorios y rescatar animales, o el sabotear las propiedades de sus explotadores que, sin olvidar las otras estrategias, se aferró a los métodos del A.L.F. considerándolos como los más poderosos. Barry era una de esas personas que realmente sentía eso de “Liberación Animal ahora”. No lo usaba como un eslogan o como una frase con la que decorar camisetas, probablemente esas palabras jamás salieron de su boca, pero las expresó como mejor sabía hacer; mediante la acción. Cuando se reunía con su grupo de personas afines Barry destacaba por centrarse en la acción. En el momento en el que una reunión se prolongaba más de la cuenta él era quien centraba de nuevo la conversación para enfocarla en qué iban a hacer, cómo y cuándo. Al oír hablar de Barry, de su conducta, podemos pensar en una persona de edad adulta, que quería aprovechar al máximo los años en los que podría seguir realizando lo que consideraba más efectivo. Nos encontramos ante una persona que continuamente tenía decenas de acciones programadas, cuando se reunía con sus compañeros y amigos en algún lado, en el trayecto de vuelta a casa dejaba a su paso unos cuantos cristales rotos. Evidentemente para él el tiempo apremiaba, y lo quería aprovechar al máximo.
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Actuando solo Aun ya muerto, y obviamente sin peligro de ser juzgado por ello, no sabemos en cuántas acciones del A.L.F. participó Barry. Esto se debe a que era una persona que solía actuar aisladamente. Se daba cuenta de que sólo unas pocas acciones requerían la participación de más de una persona. Si Barry quería hacer una concentración frente a una peletería y no podía contar con nadie no tenía problemas en acudir sólo a repartir folletos. Saboteaba la pesca frecuentemente sin necesidad de que nadie le acompañase, para ello se limitaba a arrojar al pescador al río dándole un empujón. Tras su muerte algunos compañeros de Barry han sacado a la luz algunas de las acciones en las que participó junto a ellos (Interfauna, Boots, etc.).
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Además, fue encarcelado en distintas ocasiones por acciones en grupo. Como el intento de liberación de Rocky el delfín o cuando fue sorprendido junto con otros 7 encapuchados mientras intentaban incendiar una flota de autobuses empleados para transportar a los trabajadores de H.L.S. al laboratorio. Sin embargo, todo apunta a que también en la estrategia que consideraba más efectiva para lograr la Liberación Animal, el actuar de forma individual fue su manera favorita. Evidentemente es algo que no compartía con nadie. Lo que hacía se lo guardaba para él, no necesitaba que nadie le diese una palmadita en la espalda. Pero como se ha señalado, el frenético ritmo con el que llevaba a cabo su serie de acciones del A.L.F. desencadenó en un muy reducido número de detenciones, no obstante fueron suficientes como para que la policía descubriese en qué tipo de cosas se veía envuelto. Con su última detención se confirmaron las sospechas de sus compañeros de que él actuaba en la mayoría de las ocasiones solo.
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En busca y captura
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Lo que ocurrió fue lo siguiente. Barry había pasado, al menos tres años en prisión. Recordemos que era una persona a la que le ardía el deseo por hacer cosas, no era de las que se planteaban el atacar un establecimiento o liberar unos animales y dejaba que pasasen las semanas hasta que finalmente lo hacía. Muy al contrario enseguida se ponía a preparar la acción en sí, y entre medias realizaba el mayor número de “acciones menores” posible. Una persona así, con esas ganas y esa iniciativa tuvo que sentirse muy frustrada en prisión.
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Veía pasar los días y que no podía continuar su lucha. Tras un juicio a Barry se le anunció que debía ingresar en prisión de nuevo. No tardó en encontrar una solución para no entrar en un nuevo estado de frustración; Barry nunca se presentó. Barry desapareció de la faz de la tierra, pero la policía le conocía y era consciente de que no era de esas personas que utilizaría el argumento de la represión como excusa para traicionar sus ideas y a los animales. Sus sospechas quedaron confirmadas, un reguero de incendios en establecimientos de Boots (compañía que experimentaba con animales, al menos hasta que Barry y otros entraron en acción) salpicaba una zona de islas en Inglaterra. Finalmente dieron con él, pero no podían limitarse a detenerle, entonces tan sólo cumpliría la condena que previamente tenía más la resultante de no haberse presentado el día indicado.
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La policía necesitaba pruebas de que él solo había iniciado una campaña de incendios en la que hacía uso de artefactos incendiarios del tamaño de un paquete de tabaco. Los programaba para que se activasen de noche, cuando la compañía estaba vacía, para que ningún animal humano sufriese daños, y los escondía en el establecimiento escogido. Fue necesario que la policía desplegase un inmenso dispositivo de seguimiento y emplease una gran cantidad de recursos para que Barry no sospechase. Más de 60 personas participaron en la operación. Finalmente lograron su objetivo, y Barry fue atrapado literalmente con las manos en la masa. En las imágenes aparecidas en las noticias al día siguiente se podía ver a un hombre de alrededor de 50 años, ataviado con una gorra de larga visera, manos esposadas a la espalda, y cuyas yemas de los dedos estaban envueltas en cinta aislante. Su cara reflejaba la derrota, no obstante su figura se mantenía firme, sabía que ese día iba a llegar tarde o temprano. Por supuesto aunque no son pocas las ocasiones en las que Barry fue detenido por llevar a cabo acciones del A.L.F. en grupo (como cuando fue sorprendido con un pasamontañas ). Por ello, se cree que la gran mayoría de las acciones del A.L.F. que llevó a cabo jamás se las contó a nadie. Sin embargo, en lo referente a las acciones que llevó conjuntamente con otras personas, se sabe que no fueron pocos los laboratorios a los que entró.
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La huelga de hambre
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Una vez descrita la forma en que Barry concebía el tiempo, como si la vida fuese una cuenta atrás en la que puede perder un instante en hacer lo que le pide el cuerpo y el corazón, podemos entender cómo le sentó la condena de 18 años. Recordemos que ya había estado una buena temporada en la cárcel, cuando decidió continuar en el A.L.F. sabía a lo que se atenía y lo asumía gustosamente. Con un fuerte carácter y sin miedo a las peleas difícilmente temía la prisión, sin embargo la cuenta atrás seguía en marcha, no se detenía cada vez que era encarcelado. Quería hacer algo por la Liberación Animal, nada podía impedírselo, la estrategia del gobierno de encarcelarlo no iba a ser suficiente para frenar sus deseos. Recurrió para seguir luchando a lo único que le quedaba, su propia vida. Aparentemente se trataba de pedir al partido político en el poder que cumpliese sus promesas electorales. Ellos habían afirmado que prohibirían la vivisección si salían elegidos. Barry, como explica John Curtin (un ex compañero de Barry a todos sus efectos), no era ningún demócrata y jamás había creído esas promesas. Por supuesto no acudió a votar aquellas elecciones y probablemente jamás pensó que los laboristas fuesen a cambiar su política con los animales gracias a su huelga de hambre. En lo que sí que creía Barry era en la capacidad del movimiento por la Liberación Animal, y desde dentro de una jaula él quería encender la mecha para que la gente se sintiese furiosa, y tradujese su rabia en acción. Ya que él desde dentro no podía actuar usaría alguna estrategia para que los demás lo hiciesen por él. Su huelga de hambre hizo que el tema de la experimentación animal saliese a la luz de nuevo, y muchas personas que eran meras espectadoras de lo que realizaba el movimiento pasaron a unirse al mismo. Por su parte, los que ya estaban activos multiplicaron sus acciones. Visto esto nos podemos reír de los periodistas que calificaban a Barry Horne como un “mártir”, algo que él mismo detestaba. También podemos preguntarnos ¿sirvió de algo la huelga de hambre?, sin duda Barry contestaría que sí, él murió satisfecho. Decidió jugar su última carta y la ganó. Barry falleció un lunes por la mañana a la edad de 49 años, el 5 de noviembre de 2001, debido a una falla en el riñón. Barry no había comido en 15 días, pero estaba debilitado por 3 huelgas de hambre previas, de las cuales la más larga duro 68 días.
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Conclusión
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Son muchos los que cada 5 de noviembre rememoran a Barry, pero es seguro que eso no es lo que él querría. Barry deseaba un movimiento compuesto por gente que actuase día a día y noche tras noche, tal y como lo hacía él. No se trata de que soltemos una lágrima viendo sus fotos, lo que él deseaba era difundir su ilusión por lograr (ahora) la Liberación Animal. En última instancia somos todos los que hoy en día estamos en la lucha los que tenemos que mostrar si el logro de Barry se prolonga en el tiempo. Depende de ti, tú decides si su muerte desencadenó en una gran cantidad de acciones durante un corto espacio de tiempo, o fue además un influjo de inspiración que impregnaría a generaciones futuras.
¡Sal a la calle y demuéstrate a ti mismo que hay una parte de Barry en ti!
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Barry Horne
-17 de marzo de 1952 - 5 de Noviembre de 2001- 
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"La lucha no es por nosotros, no es por nuestros caprichos o necesidades personales. Es por todo animal que alguna vez ha sufrido y muerto en un laboratorio de vivisección, y por todos aquellos animales que sufrirán y morirán en las mismas circunstancias, a no ser que detengamos este cruel negocio ya. Las almas de los muertos torturados lloran pidiendo justicia, y los que están vivos lloran pidiendo libertad. Podemos hacer esa justicia y proporcionarles esa libertad. Los animales sólo nos tienen a nosotros; ¡no les fallaremos!" - Barry Horne, septiembre de 1998

Entrevista a John Curtin, compañero de Barry:

http://liberaciontotal.entodaspartes.net/archives/7320

Algunas acciones en las quec participó Barry:

http://www.accionvegana.org/subprinc/subtxt/relatos/txt/barry2.htm

http://www.lahaine.org/index.php?p=41078
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1 comentario:

NoTeSalves dijo...

Mario Benedetti en “Hombre preso que mira a su hijo”, dice entre otras cosas:

Cuando era como vos me enseñaron los viejos/y también las maestras bondadosas y miopes/
que libertad o muerte era una redundancia,../
Realmente, Botija, no sabían un corno, /pobrecitos creían que "libertad"/ era tan sólo una palabra aguda /que muerte, era tan sólo grave o llana, /que cárceles, por suerte una palabra esdrújula / olvidaban poner el acento en el hombre/
una cosa es morirse de dolor /y otra cosa morirse de vergüenza /
Uno no siempre hace lo que quiere / pero tiene el derecho de no hacer lo que no quiere.
Llora no más, ..porque es mejor llorar que traicionar, /porque es mejor llorar que traicionarse, /llora, pero no olvides. /

Sí, Barry Horne murió usando su libertad hasta el último minuto de vida para luchar por los derechos de los animales. Al final pudieron meterle en prisión, pero Barry fue un hombre libre, un hombre libre entre rejas . Tan libre que no estaba atado a tantas miserias humanas que por desgracia nos rodean a diario. Me han llamado la atención estas frases de tu texto: “Lo que hacía se lo guardaba para él, no necesitaba que nadie le diese una palmadita en la espalda”. Todo un ejemplo de valor y de falta de personalismo, algo que se echa mucho de menos incluso en el colectivo animalista.

Sólo tengo un desacuerdo con tu escrito, es este: “Barry era un barrendero”, no querido Ricardo, Barry no “era” un barrendero, trabajó como barrendero; era un luchador, un gran hombre, alguien digno de imitar.

Parafraseando otro poema podemos decir de Barry Horne:
“Barry ,no moriste en soledad
Por eso tu muerte no se llora,
Simplemente la izamos en el aire”

Yolanda